… limon en tus papilas, como quien escupe en un barranco, como fumar un cigarrillo después de semanas, un sueño imperturbable el resto de la noche, como poder recordar la escena más remota de tu niñez, igual a verte en una insolita escena dentro del hogar, como tomar agua pura una mañana de niebla, cercano a sentarse en un muro y hablar solo, así como la mirada de una desconocida correspondiendo la tuya al pasar al frente, el olor de las hojas de un libro antiguo, pasar las yemas por la fría textura de un vidrio, de tu ventana, las esporas de un flor, como palpar la piel desnuda de otros pies con tus pies, similar a quererse. Como la musica del mar que no escuchas ni la reconoces, sino dentro de ti el espiritu baila, estar en el centro de un torbellino, como no necesitar los sentidos, como poder ver los sonidos, como recibir un anonimo impersonal, asexual, impudico, e inhumano. Como sentir el vino, como caer en tu cama y hundirte en un extraño pozo de ensoñación, como andar sin ropa confiado e inocente por toda la casa siendo aún un niño, como tu primera porno a solas antes de los 9 años, como andar en caballo, comunicación, como ver fantasmas en las sombras de tu habitación, escuchar el susurrar de un alma negra e impalpable a tu alrededor, darte cuenta después que solo se encontraba en tu cabeza, como tener un espacio secreto, una puerta cerrada, entonces algún día poder compartirla y darle la llave a alguien especial, como sus gestos de sin rorpresa en el momento de sentirte descubierto, porque desde antes ella o él, ya sabía quien o que eras. Como la inquieta llama de una vela reflejandose en tus pupilas y no poder diferenciar bien cual es la luz que brilla más, una gota de cera deslizandose en tu piel hasta secarse, como lograr que mi pierna deje de temblar, como poder ser completamente confidente e incognito, imposible, logras leerlo. Soportar un cubo de hielo en la palma por varios minutos, como la asfixia, la carne azul, los ojos paranoicos, esa mano te deja de apretar el cuello, sabes que no has muerto ni era tu hora, estás feliz y puedes reirte, te das permiso. Ver las burbujas de una cerveza subiendo y explotando en la superficie, rechazar la espuma, dar la vuelta, como recostar la cabeza en la luna de un micro y desfallecer. Como cuando te cuelgas en una barra de metal cabeza abajo y la sangre se concentra y puedes contar los segundos y al fin percibes el tiempo. Quedarte en un rincon de un lugar sin luz, ahí una mano se encuentra con la tuya, no existen las formas ni colores, ni las dimenciones, ni las palabras, no hay pudor, de repente es en la oscuridad es donde realmente logres palpar con un dedo la verdad, eres grande, decides, actuas, ni el bien, ni el mal, ni la etica, ni la moral, ni las ideas, ni el sentimiento, ni la sensación, te fundes, la quimica de tu ser llega al punto de la fusión, eres y no eres, pronto no habra necesidad de ser, al fin, te es arrebatado ese peso. Como estar hostigado de tu colchon y sentir el piso, como querer estar dentro de un refrigerador, inmortalidad, como eso que hay delante y detrás tuyo al tener medio pie en el barranco y medio pie en el vacío, querer caerte, o eso que te sucede ante una luz encequecedora, inmobilidad, hipnosis, amnesia, alterego, Pedro, Diego, Eduardo, Juan, Carlos, Miriam, Andrea, Carla, nombres, proyecciones, no tus. No - tus. Tus no. Tus “nos”. Todos tus, al fin y al cabo eres y todavía te queda largo rato, para seguir siendo, no seas tan idiota, esto es lo que hay, y te tienes que quedar.
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