domingo

Sesiones.

Asisto por las mañanas a radiología, voy solo en un taxi, suelo ser el segundo en llegar y sentarme en la sala de espera, siempre está un señor un poco más calvo que yo sentado frente al televisor LCD, canal 4, a esas horas pasan las noticias. Intercambiamos unas palabras con él, aunque no siempre, a veces cuando llego más tarde él esta platicando gustosamente con algún otro señor o señora, y solo hay un buenos días, que tal.

Antes la técnica que maneja la maquina estaba a las 5:30 am, ya no es así, ahora la muchacha que llega, se aparece a las 6:45, hasta entonces la sala se va llenando y llenando de gente. Hasta la semana pasada por ser el segundo en llegar me ahorraba tantos saludos y cortesías porque la chica ya estaba ahí y atendía a penas uno llegaba, en cambio, ahora los pacientes se acumulan hasta llenar todos los asientos. La circunstancia hace que muchos se vean obligados a hacer amistades, a esas horas el edificio no brinda otro servicio, así que aparte del vigilante de la puerta, somos las únicas personas dentro. Las señoras llegan acompañados de sus esposos, o viceversa, somos pocos los que venimos solos, casi todos tenemos la misma edad, pero no todos tenemos la misma historia, ni corremos el mismo drama. Hay un tipo, debe ser diez años mayor que yo, viene solo, es bastante locuaz, cuando empieza a hablar nadie lo puede interrumpir, siempre cuenta su historia, los diferentes tipos de operaciones, tratamientos, medicinas, terapias, etc. Que ha tenido que llevar, como si fuese muy importante ve necesario levantar su polo para que vean determinada cicatriz, una vez habló del cáncer de colon, conociéndolo, era capaz de hasta bajarse el pantalón y mostrar el culo para le crean que realmente también pasa por eso, habla de sus enfermedades como un militar de sus medallas o placas. 

Pero lo más curioso es que todos lo escuchan con atención, saboreando en sus experiencias su posible futuro, o en mi caso encontrando un poco más agradable nuestra situación ya que en realidad uno quizá no esté tan mal. Y con él, a lo largo de los 45 minutos de espera, algunas señoras se animan a contar también su caso, hay una señora que siempre está con una pañoleta alrededor de la cabeza, ella narra lo más temido, pocos en ese grupo hemos pasado por quimioterapia, si estamos en radiología es porque aun no la necesitamos, o porque quizá habiendo ya aguantado y superado un poco la quimioterapia, la radiología sería un complemento alternativo. La mujer cuenta de principio a fin, sus penurias y sufrimientos, hay sollozos en su voz más su rostro no expresa lo mismo, una cara seca y pálida, con pocos gestos, escucharla me da nauseas y temor. Prefiero ir al baño, me pongo de pie, algunos voltean a mirar, ven insolencia en mi forma de irme, porque todos están atentos, no me interesa que piensen que soy un mal educado.

Tu reflejo, ilusionismo de la física, burda interpretación de luz en la retina, duplicación de la realidad, el que está al frente no eres tu, ahí se proyectan todos tus fantasmas, las noches de insomnio, los berrinches, las angustias, bajo los ojos, en la frente por las mejías, solo un reflejo, no es real, nada lo es, estamos locos. Negación, ovación, posesión, tiemblas, empiezas a perder el control, ya no dominas la situación, te absorbe el torbellino, no contestas, prefieres entrar a la cueva, al refugio, fuera de esta realidad, en un reflejo, dentro de ti, un refugio mental, estamos locos, todos lo están.

Al salir la señora ya terminó su deprimente discurso y la chica ya empezó a atender, entonces escucho con alivio, Sr. Lezcano, pase por favor. Ingreso, le entrego la tarjeta, entro a la pequeña habitación, saco de uno de los colgadores el traje sintético, entonces el señor que siempre llega antes que yo abre la puerta, no nos miramos directamente, se va vistiendo con su ropa normal, mientras yo termino de sacarme la mía, ingreso al cuarto esterilizado donde la maquina emitirá sus ondas de radio cerca a mi vientre. No se siente nada, solo algo de frío y es porque tengo las piernas descubiertas, durante los quince minutos que dura la sesión, pienso en las cosas que me esperan este día… por qué será que ahora cada vez que cierro los ojos tiendo a ver algo parecido a la pata de un insecto, no sé si es una mosca, una cucaracha, van varios días que no escucho esos aleteos, que tan solo sonaban dentro de mí, pero aún esa imagen, es asquerosa, aparece de pronto, de la nada. Me concentro en otras cosas, los proyectos, el personal de la oficina, nadie lo sabe, ni Emilia, ¿Para qué se lo voy a contar? Tan mal no estoy, aun puedo trabajar, solo lo sabe mi mujer, basta con eso, nueve días más y termino con esta terapia, al menos eso espero, ojala el doctor no prolongue la terapia, ni vea necesario más exámenes, ni una nueva operación, no quiero encontrarme mostrando mis cicatrices, ni con el rostro neutro hablando de quimioterapia…

3 comentarios:

Munani dijo...

También suelo encontrar a esos viejitos cuando tengo alguna cita con el doctor, claro no los veo de manera frecuente pero siempre están. Cada uno tiene sus propios problemas así que eso de escuchar el historial clínico de otros no necesariamente es de lo más alentador, lo sé. No eres insolente, sólo fiel a ti mismo.

Abrazos, espero ya no sean más sesiones.

Juan Carlos Ramírez Y. dijo...

Ficciones y Onirismos.

Anónimo dijo...

A VECES LAS SESIONES, SON REALMENTE TEDIOSAS; PERO SINCERAMENTE SI UNO NO ESTA EN EL ZAPATO DEL PACIENTE NO PUEDE NI DEBE DE JUZGAR LA SITUACION QUE PASA ESA PERSONA, QUE SIN DARTE CUENTA SE AFERRA A LA VIDA QUE SE LE VA.... PUES CADA SESION QUE PASA, PUEDE MOJORAR COMO PUEDE DEBILITARSE... SI NOS INCOMODA Y NO ES DE NUESTRO AGRADO ESCUCHAR SU NARRACION DE COMO ES SU LUCHA DIA A DIA; ENTONCES NO PRETENDAMOS QUE NOS ESCUCHEN A NOSOTROS CUANDO PASEMOS POR UNA SITUACION EXTREMA!!!!

CYNUMA