sábado

Tu sustancia.

Cuando lo piensas, lo vez todo perfecto, pero algo en ti está convencido de que no será posible por el hecho mismo de haberlo pensado así. Tu intuición cree que ésta realidad funciona a la inversa de tus deseos, por lo general tu intuición casi siempre tiene razón, porque si bien los hechos que pensaste no son imposibles, al suceder terminan ocurriendo de formas totalmente contrarias a como lo imaginaste, más esto no tiene sentido, porque es cuestión tuya la de hacer que las cosas pasen quizá no exactamente como las pensaste, pero sí como las hubieses querido, no todo tiene que pertenecer a un plan. Encontrarte no fue un plan, nuestra amistad tan limpia y libre basada en la mera comunicación, aunque no puedo negar que ya te había visto conmigo en esa clase de escenas en la que todo es sublime, pero claro, mi imaginación es una, la realidad es otra.

 Meli me he visto contigo en tu cuarto. Aún sin haber entrado nunca sé que es así como aparece cuando cierro los parpados. Fue curioso, al quitar el cubrecama te avergonzaste por esas sábanas de Minnie mouse que indicaban que aún a pesar de tus veinte años guardas algo de niña, te excusaste diciendo que en realidad tus sábanas estaban sucias y como no tenías otro par tu madre tendió las de tu hermana menor, ¿Importa mucho? , Claro que no, obviemos esa tontería, ven aquí, pégate a mí, hazme probar tus húmedos labios, hazme sentir como tu busto se endurece.

Al apagar la luz solo entra un tenue sendero a través de la cortina, a penas veríamos nuestras siluetas, y con el sudor, veríamos algunos reflejos de luz en nuestras pieles. Hay en mí un terrible anhelo por lamerte poro a poro, por descender hacia tu vientre, el ombligo, besar tus otros labios, quedarme ahí un buen rato. Hay en mí un fuerte anhelo por ver tu rostro saturado de placer, porque sudemos juntos. Sueño con el temblor de tu cuerpo, con las contracciones, tus jadeos, te sueño encima de mí agitándote, acercando tu boca no para besarme sino para soltar tu aliento en la mía.

Serían las 6:30 de la tarde, a esas horas los niños aún siguen pateando sus pelotas, montando las patinetas, las viejas chismosas se sientan en las bancas de al frente, aunque cerremos la ventana todavía escuchamos el ruido del exterior. No sería tan negativo porque quiero tu total libertad a la hora de exteriorizar las sensaciones en cálidos sonidos de placer, aunque me imagino la escena de afuera en caso de que nos pasemos de la raya y la pasión nos haya vuelto ignorantes de la prudencia y nos hallemos gritando juntos, quizá soltándonos al oído palabras ardientes y no darnos cuenta que en realidad todos afuera nos escuchan.

Todos afuera boquiabiertos, agarrando sus frentes, las mejillas, los niños inmóviles, algunos riéndose. Pero no creo que nuestro momento sea más escandaloso que el de la señorita Ángela que me contaste, en el segundo piso, par de recién casados, pareciera que follan para vivir y viven para follar, ¡Que no jodan! , Sigamos retorciéndonos, rebotando, cayendo. Tengo fuertes deseos de consumirte, beber tu sustancia, devorar tu alma, percibirte inerte, ajena a ti unos minutos y que el mismo demonio que habita en mí se adueñe de tu cuerpo y con él sus extravagantes codicias, sus enloquecidos apetitos. Una misa negra en el corazón.

Tu carne hierve, tus ojos se encienden, crean un canal psíquico al hacer contacto con los míos que no me doy cuenta pero también se encendieron, y ese nexo es tan placentero como el vaivén de tu cintura, como sentir tus entrañas, ahora no hay secretos, tus labios no se mueven, ni los míos, y sin embargo podemos escucharnos claramente, y no me permito parpadear, me gusta que usurpes mi privacidad mental, me gusta usurpar la tuya, visitar cada sección de ti, acariciar las zonas más frágiles y tú haces lo mismo, y el que ahora está siendo arrebatado de su alma soy yo y lo que queda es el oscuro espíritu creciendo sus ramificaciones por todas mis extremidades, tus uñas han crecido, están puntiagudas, y tus manos adquirieron una fuerza superior, ves mis dientes al igual que tus uñas sufren un cambio. Ves lo que hay en mi mente y no te asusta, por el contrario, arrimas el cabello de tu cuello, se rompió el canal, ya no nos estamos mirando, cerraste los parpados, escucho el fluir de tu sangre, tus latidos me dicen que estas aterrada, el perfume de tu miedo me estremece. Hundo los dientes, surco tu piel, tu sangre está tan tibia, y es el mejor de los cocteles, y no quiero acabarme todo, quisiera probarte de nuevo en otra ocasión, pero no lo comprenderían, una vez que está entrando en ti, no puedes detenerte, y con el calor de sus fluidos, se va perdiendo el calor de su cuerpo, el color de su piel, su respiración.

Melisa queda fría, ya ningún espíritu hay en ella, el que estaba regresó a ti, es hora de irse, déjala, sólo está durmiendo, tú lo sabes, sé que te asusta, es muy parecida a un cadáver, pero si pudieras verte al espejo te darías cuenta que tu verdadera forma es así, igual de mortecina. La volverás a ver, no tendrás que molestarte en buscarla, ella te encontrará.

1 comentario:

Munani dijo...

Muy buen texto ^^ esas sustancias son las que codiciamos tanto que nuestra mente y cuerpo aveces simplemente no pueden más.

Saludos!