Hasta entonces Jhon no tenía claro porque le era tan complicado iniciar una relación con alguien de su edad. En el aula, habían, uno… dos… tres… cinco chicas jóvenes y muy guapas, pero ninguna mostraba interés por él, o en todo caso, él no se acercaba a hablarle a ninguna. En cambio Lilian, por su postura ligeramente inclinada hacia él, la forma en como le buscaba conversación, su expresión risueña cada vez que él mencionaba su nombre, la intención de que algunos días vallan juntos al paradero. El mensaje era claro, Jhon despertaba interés en ella, tal vez por su inmutable atención cuando en sus breves conversaciones se va por la tangente y lo que empezó como una charla sobre cine termina en su hija de cinco años pidiendo un “Little Pet Shop”, o de repente veía en él al hijo que no tuvo y le hubiese gustado tener. Lo creía bastante responsable e inteligente, pocos en el salón pronunciaban tan bien el inglés y conocían determinadas sutilezas del idioma, pronto el confesó que ya había llevado ese séptimo ciclo, pero se retiró al siguiente, y cuando quiso retomarlo cuatro meses después no tuvo otra opción que repetirlo desde el principio.
Lilian le parecía una muy buena compañera de clases, era entusiasta y hacían buen equipo, ambos sabían lo incómodo que es hacer grupo con alguien que entiende a medias la clase y no tiene mucho que aportar, ella tenía gran capacidad de retención, por ser psicóloga conocía muchas técnicas de aprendizaje, además en ocasiones al observar a Jhon responder alguna pregunta del profesor y equivocarse justo en lo más fácil, se atrevía a soltarle un pequeño análisis profesional, Tu sabes bastante, pero eres muy impulsivo, por eso te equivocas en cosas así, si proyectaras de forma adecuada tu impulsividad, apuesto que harías todo bien. Jhon que no se había percatado de aquello, se sentía un poco iluminado después de sus palabras, le decía que tenía toda la razón, y que en su vida diaria quizá sucedía lo mismo, a veces solía ser torpe en cosas tan simples, fallar en situaciones nada complejas, cohibirse en momentos nada agobiantes, y todo como resultado de su “impulsividad”. Lilian le explicaba que dentro de cada uno existen ejes de motivación, a veces los que menos pensamos, cosas como el miedo, el rencor… muchas veces terminan siendo causantes de los más terribles actos, todas esas clases de sentimientos son en realidad impulsos, Jhon iba comprendiendo que su impulsividad encerraba gran cantidad de aspectos emocionales, el temor, el pudor, la ansiedad, cosas que se combinan en determinado momento y termina diciendo o tomando una acción equivocada e irracional, pero también entendía que de ser más consciente de sus impulsos podría saber cuando le convendría ser impulsivo y cuando no.
¿Cuanto te debo Lilian? Preguntaba Jhon en tono de broma, pero dando a entender que estaba muy agradecido, ¡Que chistoso! No estamos en mi consultorio, es más, un diagnostico genuino es cuando el paciente se abre a contar todos sus problemas, lo que te dije termina siendo un análisis algo superficial. Jhon correspondía su risa, se quedaba en silencio un instante imaginándose recostado en un diván intentando narrar cada una de sus frustraciones. Caminaban por Javier Prado hablando en voz alta debido al sonido del transito y todas las personas con quienes se cruzaban, eran las siete y media de la noche, muchos salían de trabajar, de estudiar, y la calle se encontraba repleta de gente, Yo creo que al menos en esto diste en el blanco, Dijo Jhon deteniéndose en un quiosco para comprar un cigarro, ¿Crees que mi impulsividad también sea la que me esté haciendo comprar un cigarro?; Lilian le lanzó unos segundos una mirada punzante que proyectaba una luz como de escáner, A eso yo le llamo monería, no deberías desvanecer tu Juventud fumando cigarrillos, Jhon hizo caso omiso, lo encendió y continuaron de frente cruzando la pista. Esperaron a que llegue uno de los buses, el de Lilian llegó primero, el de John venía atrás, se despidieron con un beso en la mejía.
Apoyado en la ventana viendo la ciudad retroceder la traía sin querer a sus pensamientos, empezaba dibujando sus pecas, luego sus rulos, continuaba con sus ojos pardos, y culminaba con su vestimenta, siendo invierno todos iban bien abrigados, ella solía usar cafarenas, aunque un día hubo una excepción, las clases tuvieron que trasladarlas al sábado por la mañana por un feriado que cayó día de semana, Lilian llegó con un buzo deportivo, supo entonces que tenía el hábito de correr por las mañanas, en una ocasión ella le contó que siempre lo hacía, se iba por el pentagonito a las 5:30 am, luego comentó muy alegre, Soy madre, soy profesional, soy deportista, soy “mujer completa”… “Mujer completa… mujer completa… mujer completa” Pensaba Jhon, pensaba qué es lo que le hacía sentir era simpatía por Lilian, iba reconociendo el sentimiento, estaba no en el corazón, ni en la garganta, ni en el estomago, quizá un poco más abajito del esternón, era un nudo que le hacía suspirar y por un segundo se aliviaba para volver al siguiente, llevaba las manos y podía tocar aquella sensación, ¿Acaso ella te gusta? En todo caso ¿Por qué? Sólo porque te busca conversación, es inteligente, ¡Sí! ¿Pero acaso no hay una más joven por ahí que también sea inteligente? De acuerdo a las cosas que ella le contaba iba reconstruyendo como sería un día ordinario en su vida: levantarse temprano, lavarse la cara, ponerse las zapatillas, el buzo, amarrase el cabello, irse a correr media hora, luego volver, encontrar a su esposo ya en la ducha, levantar a su hija, alistarla, prepararle la lonchera, dejarla en la movilidad, despedirse de su esposo que ya había tomado desayuno y se iba al trabajo (¿Qué trabajo tendrá? ¿Qué edad tendrá? ¿Serán felices los dos?) Alistarse ella misma, abrirle la puerta a Marina, la chica que venía a limpiar, cocinar, y cuidar a su hija cuando llegaba del colegio, irse a su consultorio en la calle Las Artes, hasta las seis de la tarde hora en que empezaban las clases en el Británico. No Jhon, no seas idiota, ¿Qué espacio podría tener ella en su vida donde puedas encajar tu? Y no seas imbécil, date cuenta que estas viendo las cosas como quieres verlas, no como son, no necesariamente porque anden juntos al paradero, o conversen mucho, ella este sintiendo lo mismo, es una “mujer completa”, por lo visto no le hace falta nada, date cuenta también que si empieza a gustarte es sólo por el contraste que representa ella, a ninguna de las chicas jóvenes y guapas del salón les llamas la atención, ella conversa contigo y te sonríe, y por eso te aferras a su amistad y ya empiezas a torcer las cosas. El carro llegó al paradero en Santa Catalina. Bajó.
Lo vio al día siguiente sentado en una de las mesas de la cafetería, se acercaba a comprar algo ligero antes de entrar a clases, lo vio leyendo un pequeño libro, había una Coca-cola en el centro. Entonces se acordó que en su cartera guardaba un folleto que podría interesarle. Después de saludarlo tomó asiento frente a él, iba en la página 46 de Insomnia, Ya son tres veces que te veo leyendo novelas, pero siempre es un libro diferente, o lees muy rápido, o te gusta hacer finta, Dijo Lilian cogiendo el libro sin pedirle permiso, Lo que pasa es que me gusta releer mis favoritos, y como ves, no tengo que terminarlos, pero este recién lo compre el lunes, este si me veras leyéndolo por varios días. Lilian pasaba hoja tras hoja sin leer nada, viendo tan sólo las ilustraciones, Si tanto te gusta leer ¿Por que no elegiste Literatura, en vez de comunicaciones? No era la primera vez que se lo preguntaban, incluso sus compañeros se lo dijeron hasta como reproche, mientras ellos estaban con sus cámaras digitales haciendo toda clase de videos caseros, él leía a un lado, La Nausea, La metamorfosis o El Túnel, sintiéndose identificado con sus protagonistas que todos tenían en común eso de estar encerrados en sí mismos. A mi me gustan los cortometrajes, todo lo que tenga que ver con narrar una historia corta o escribir un guión, en eso la literatura y el cine tienen mucho en común, incluso para poder crear técnicas audiovisuales muchos directores tuvieron que interpretar primero las escenas descritas en una novela. Pero no solo es eso, es que también me gusta mucho la fotografía. Por eso estoy en comunicaciones. Lilian sacó el folleto de su cartera, Que bueno que sea así, lo raro es que si tanto te gusta la fotografía no te ayas dado cuenta de esto, el plazo es hasta el lunes de la próxima semana y la premiación será el miércoles, Se lo entregó. Un concurso organizado por el centro cultural del instituto, el primer lugar ganaría una cámara profesional y una beca para estudiar fotografía en el Centro de la Imagen, el segundo solo la beca, y el tercero 600 soles. Jhon se lo agradeció, la miraba a ella y miraba el folleto una y otra vez, “Me recuerda a mi madre… podría ser mi madre… ¡No!.. no es como ella, Lilian es un poco más joven, Lilian… Lilian… es… Lilian eres… tú eres… ”
Entonces, ¿vas a participar? Preguntó Lilian ante el repentino silencio de Jhon, Por supuesto, me haría muy bien tener esa cámara profesional, verás que ganaré. Lilian le regalo una sonrisa maternal, una mirada cómplice, y un gesto espontáneo que casi le pareció un guiño. Ingresaron a clases, subieron las escaleras sin hablar, Jhon sentía el impulso de tomarla de la mano, acercar la suya a la de ella y cerrar los dedos, unir palmas, aunque sea por un instante, entrecruzar unos segundos las líneas de sus vidas la mente y el corazón, no creía en la quiromancia, pero por donde viera cada vez se reducía más la posibilidad de que ella lo vea como alguien especial, ¿Especial?, Quizás ya era especial, más no tan especial como el quisiera, “¡Mujer completa!”, Que idiota eres Jhon. El día lunes tendrían el examen de fin de ciclo, así que ese viernes el profesor se encargo de hacerles un repaso general, terminado el examen tenían un par de semanas de vacaciones, la idea de no verla por todo ese tiempo hizo que la clase le resulte incómoda, pero no solo era eso, ya le habían contestado un e-mail que antes esperaba con ansias y ahora le hubiese gustado nunca haberlo enviado, era de una Productora, haría practicas pre-profesionales a partir de las cinco de la tarde de lunes a viernes, en todo caso si quisiera continuar estudiando en el Británico tendría que cambiarse de horario, y adiós Lilian, Tu no tienes 18, o 19 años, no podría llamarte para platicar y decirte así como así las cosas que siento, no podría visitarte para salir a pasear, no podría proponerte una cita, no podría invitarte al cine, aunque… ¡No! … pero… ¿Por qué no? Podría verte como un paciente… tampoco… malditos psicólogos cobran cincuenta soles la consulta…
El sábado por la noche fue invitado por sus amigos de la cuadra a una “reu” en la casa de Aldo, sus padres no estaban y como era de esperarse, él aprovecharía las circunstancias, entrando encontró a mucha gente que no conocía, amigos(as) de Aldo por todos lados, sentados en los muebles, en el suelo, la radio y la tele prendida, ron, vino, y cerveza, olor de cigarros, sacó su cajetilla y buscó un lugar donde esperar a alguien que si conociera, Aldo ya estaba muy bebido, no conocía a nadie. Al rato llegó Alan, tras el estaban Miguel, que venía junto con su enamorada, y José, tiempo que no se veían. Algunos como José que nunca quisieron estudiar, ahora trabajaban en supermercados, Alan estaba en Adex, así que debido a las tareas también se mantuvo ausente, Miguel, en absoluto, no trabajaba ni estudiaba, y de alguna forma se las arreglaba para que en su casa no lo hayan botado a la calle por vago. Buscaron un espacio donde sentarse a conversar, beber, pasar el rato, Entre todos Jhon era el único que no hablaba mucho, más escuchaba a todos platicar, ponerse rojos de risa, media hora después llegaron Martín y Gustavo que también venía con su enamorada, a la cual ninguno conocía y puso cara de desconcierto al ver el ambiente al que había entrado, jóvenes desparramados por todos lados, comentaron que ya era hora que Aldo haga algo así, ¡cómo lo extrañaban!, su casa tenía suficiente espacio para hacer de ella todo un club de ocio, ¿A dónde se abran ido sus padres?, Ya no podía preguntárselo, si bien Aldo era el más entusiasta con sus “reus” también solía ser el que más rápido se embriagaba, ni era media noche y él ya se había pasado con el ron, y nadie sabía donde estaba, Fácil está en un cuarto con su flaca, Dijo Alan. Pero no era lo mismo, de más jóvenes era más divertido, cuando sólo eran “ellos”, Jhon sentía que esto ya estaba un poco fuera de lugar, que él mismo no tenía porque estar ahí, una tristeza que no sabía identificar lo absorbía, hacía que vea todo opaco, desaturado, algo en su interior le pedía crecer de una vez, Pero soy joven aún, esto… esto hacen los jóvenes, tienen novias a cada rato, se embriagan, se reúnen, esto no es algo malo, Por más que lo medite no podía apartar la sensación de incomodidad, no quería estar ahí, estar ahí le hacía sentirse un adolescente, ¡Pero solo estamos bebiendo! Digo, tomar cerveza, o ron, ¿Es tan malo acaso?
-Brother, ¿Con quien hablas? – Preguntó Alán, se acercó a él cuando lo vio de espaldas apartado por los escalones de la puerta, y haciendo mímicas.
-Ehhh… conmigo… -Respondió Jhon.
-¿Y porque prefieres hablar contigo mismo, en vez de con la gente? Estamos adentro, Aldo no aparece, la casa es nuestra.
-No… creo que ya me voy, he tomado mucho. –Sacó un cigarro, lo puso entre sus labios y lo encendió. –Hay unas webadas que me tienen un poco preocupado, no la estoy pasando bien.
-¡No seas loco weon! Tiempo que la gente no se reúne, fácil de aquí ya no nos veremos en semanas… además le hice el habla a un par de jermas que aparte que están bien ricas están recontra borrachas.
-No, enserio, en un toque más ya me voy, ¿No me haces la taba hasta la esquina? ¡Qué más quieres, podrás empujarte a las dos juntas!
Alan se rió. –Siempre es bonito compartir… vaos, te acompaño, pero espérate voy a avisar que ya regreso.
Invítame un pucho, dijo Alan, Jhon se lo dio, le prestó el encendedor, y continuaron caminando. Alan no se sentía tranquilo viendo el aire apagado que emanaba Jhon, nunca fue de los que hablaban mucho, solía ser de pocas palabras aunque cuando hablaba siempre decía lo fundamental, e iba al grano, tampoco reía tanto pero si estaba de buen humor contaba algún chiste, sentía que caminaba junto a un desconocido. No has contado nada de tu vida varón, sabemos que estas estudiando ciencias de la comunicación pero no cuentas que tales flacas hay, o como la estas pasando. Jhon le dijo que su carrera le gusta, aunque le cae pesado tener que llevar matemáticas, pero que terminando el año se acaba y vienen los talleres de guión y fotografía “… Cierto… fotografía… el concurso.” Pensó. Alan insistió con lo de las “flacas”, que si habían “jermas” ricas en su “lonsa” hasta el punto de irritarlo. ¡Si! Como mierda, todas están buenísimas, todas son chibolas fáciles, que tienen el cerebro hueco, que paran jalando los cursos y coquetean con los profesores haber si les suben puntos, todas son convenidas, adoran el Regueton, pocas sienten pasión por su carrera… Alan lo interrumpió al ver que se estaba alterando, Relájate, relájate, ¿Me tratas de decir que ninguna te gusta o que no te puedes levantar a ninguna?
Jhon pensó un instante, bueno de la universidad en realidad no me gusta ninguna, aunque una vez intenté algo con una tal Fiorella, tu la conociste ¿Recuerdas? Pero fue una relación vacía, más quería que me vean salir con alguien, así sentirme un poco completo, pero fue estúpido, cada vez me aburría más y más estar con ella. Pero sí hay alguien que no sale de mi cabeza, no es de la universidad, no la conoces, y… tampoco es una chibola.
-¿Quién? –Preguntó Alan.
- Se llama Lilian, la conocí en el Británico.
-¡Si! he visto buenas flacas en ese instituto.
-Es linda, a veces me hace saber quien soy, es decir, le da un fundamento a ciertas actitudes mías, que no comprendo, pero por la forma en como me lo dice, me hace entender que no es nada fuera de lo común. Siempre hablamos, últimamente hemos estado hablando bastante, últimamente ninguna de mis actividades en el día me interesaban tanto como asistir puntual a mis clases de ingles para verla.
-¿Ya te la agarraste?
-Tiene ojos pardos, rulos, algunas pecas en el rostro, sonrisa brillante, una mente lúcida…
-¿Desde hace cuanto salen?
-Es psicóloga, tiene un consultorio en Las Artes, es casada, 37 años, una hija de 5, y un marido.
Alan, se quedó unos segundos sin palabras. –Oe tu si que tienes el cerebro cagado, vienes con cada cosa, se te ocurre cada webada. –Se quedó pensando unos segundos. –Aunque hay tías ricas también, claro… si las hay…
-¿Oye es que acaso paras arrecho las 24 horas del día o que? ¿Cada cuanto tiempo mencionas las palabras “flacas” “ricas” “cachar” “Levantar”?
Alan se dio una carcajada. – ¿Brother pero dime, ella te da bola?
-No estoy seguro, nada seguro… más me pierdo en mis fantasías, donde siempre ella aparece y pasamos un buen rato, digo, platicando, cenando, caminando, no otras cosas, me doy cuenta que ni siquiera puedo imaginarme besándola, cuando la idea pasa por mi mente algo la bloquea, algo no me lo permite, por eso mismo… yo también no estoy inseguro de lo que siento por ella, hasta hace poco de lo único que estaba seguro era que me gustaba estar con ella, sin embargo mis impulsos, esos fantasmas internos, por ratos me quieren dominar, me quieren empujar a querer ir más allá con ella, pero me desanimo, al instante…
-Brother te aconsejaría que la invites a salir, pero no pueden ir a cualquier lado, no es una chibola, vayan a Rustica, a las tías las tienes que llevar a un buen lugar…
-¿Ya saliste antes con alguna?
-Ehhh… no, la verdad no, pero es una idea ¿No?
-Me doy cuenta que yo soy muy complejo, y tu bastante simple…
-Tu lo que eres es un ciego, hay flacas preguntándome por ti, llamas la atención, podrías aprovechar, pero nada así como así te largas. Tu has cambiado won, antes eras igual de superficial y egoísta que yo, ahora hasta te siento un poco romántico.
Mientras hablaban se habían dado una vuelta en “u”, Jhon decidió retirarse, le agradeció por el consejo, y se despidió de Alan. Ingreso a su casa. Todas las luces apagadas, los números verdes del reloj en el microondas marcaban las 2:48 am. Caminó intentado no hacer mucho ruido, entró al baño a lavarse la cara, y cepillarse los dientes pues aún sentía en su boca el sabor de la bebida. Se cambió la pijama y se tiró en su cama con la ventana abierta, cogió el control, buscó algo que ver, en el 74 daba una película europea, unos niños jugaban a quién logra orinar hasta más lejos, 73 película de terror, sadismo gratuito por doquier, 72, película europea que narra la historia de una madre soltera que se prostituye para sobrevivir. 71, ahí se quedó, “Antes que el diablo sepa que estas Muerto”, el título lo supo después, bastó ver un par de escenas para quedarse pasmado, sin voluntad de apretar ningún botón más del control, una película cruda, intrigante, confusa, llena de realismo, y con un clímax totalmente inesperado. Incluso en las pocas horas que durmió sus sueños tuvieron algo que ver con la película, y tan concentrado estuvo que al despertar aún tenía imágenes vibrantes de algunas escenas, aunque cansado y con sueño, tenía dentro una profunda motivación de irse a buscar sus propias imágenes sin perder tiempo. Se bañó con agua helada, se cambió, un jean, un polo, y una capucha, tomó un desayuno rápido, fijándose si la tarjeta de memoria no estaba tan llena, a las 8:00 su madre recién se apareció somnolienta, pero más por el ruido que él hacía con la bolsa de pan, y la silla que por ratos crujía, le preguntó a que hora llegó anoche, él le mintió que temprano. Fue a la cocina miró el reloj, y como una zombie volvió a su cama. Jhon al terminar se levantó, cogió la cámara digital, le instaló otra tarjeta con más memoria y salió.
Subió al primer micro que encontró sin importar a donde iba, y fue fotografiando todo lo que se le ocurría, frente a el una anciana dormía con unos costales en la pierna, estaba sumida por completo en su mundo onírico, la fotografió, capturo al cobrador, a gente cruzando la pista con sus maletines y loncheras aún siendo domingo muchos tenían que trabajar, a perros callejeros orinando en postes, mendigos que recién se levantaban y se ponían a ordenar su pequeño mundo disperso en cartones, bolsas, y desperdicios que llevaban consigo a todos lados. En San Isidro quiso caminar un rato, vio un hombre ciego yendo por la angosta vereda al lado de la baranda en la vía expresa, hablaba solo y cargaba con la mano izquierda una taza sucia, tras él no había nada, solo una extensa pista vacía, también lo capturo, ambulantes, payasos, parejas de la mano. En las bases del concurso solicitaban imágenes de personajes que simbolicen a la ciudad, que simbolicen “su riqueza cultural”, al terminar el día Jhon recién se daría cuenta que la mayoría de sus fotos eran de personajes que simbolizaban solo tristeza, soledad, y angustia, había andado por varios distritos buscando imágenes sin tener en cuenta aquel segundo punto, pero también se dio cuenta que si bien sus fotografías no se ceñían a las reglas del concurso, tampoco estaban muy lejos, porque lo que capturó fueron “personajes” urbanos reales, típicos, muy cercanos, que uno ve a diario, en todo caso sí simbolizaban a la ciudad. Las editó mejorando color, contraste, probando si algunas se veían mejor en escala de grises o sepia, las dejo encargadas en un laboratorio digital, para el lunes por la tarde solo tenía que ir a recogerlas y ponerlas en un sobre con sus datos.
Lo encontró haciendo la cola en recepción, Jhon cargaba su mochila con separatas y cuadernos, lo vio dejando un sobre Manila a la señorita y llenando un formulario, lo escuchó hacer algunas consultas y luego sonreír agradecido, al voltear la vio en frente y reconoció ese gesto que se había vuelto una manía en él desde que se conocieron, pero que le encantaba ver como se formaba en su semblante, era como si se sorprendiera, pero al mismo tiempo titubeaba, desde ahí sus pasos se volvían duros, su mirada huidiza, su voz vacilante, y sólo después del beso en la mejilla y las primeras palabras de saludo, empezaba a actuar más natural. Lilian se daba cuenta que si le resultaba divertido ocasionar eso, también era porque en ella sucedía algo similar, pero a ella le resultaba muy fácil manejar sus emociones, estaba habituada a leer las expresiones faciales, a interpretar lo que hay por debajo de las palabras. Una vez tuvo un paciente de la edad de Jhon, era un chiquillo engreído, sus padres le pagaban las consultas, le explicaron que hicieron de todo para que él se sienta libre de superarse, pero siempre fracasó en los estudios, vestía con ropas anchas y muy viejas, no se bañaba, y aunque le era fácil sonreír, y decir que estaba tranquilo, se notaba que tenía serios problemas de autoestima, la terapia duró bastante, el muchacho con el tiempo empezaba a colaborar, desenvolviéndose mejor, hasta que Lilian observó que en su forma de contar las cosas había algo especial, le gustaba ser minucioso, muy descriptivo, entonces le sugirió escribir un diario, el muchacho resulto tener cierta habilidad para la escritura, Lilian sabía que eso lo empujaría a la lectura, y luego la sensación de empezar a ser útil incrementaría su autoestima, y al fin empezaría a bañarse, cambiarse de ropa, y hasta quizá empezaría a estudiar. El chico un día dejó de asistir a las consultas, sus padres nunca solicitaron algún diagnostico, de repente como en muchos casos vieron innecesario seguir pagando para algo que no les demostraba cambios inmediatos, además el chico tenía casi 20 años, tenía que ser muy engreído para que le paguen sus consultas al psicólogo, por lo general atendía a adolescentes, de seguro se animaron por el consejo de algún colega quien les dijo que lo mejor era mandarlo a la calle a que trabaje, y así la vida le enseñaría de una vez como son las cosas, Ojala que donde ayas caído tengas la voluntad de desarrollar tu vocación, Pensaba. Jhon le recordaba al muchacho pero no por encontrarle similitudes en la personalidad, sino por que de seguro así luciría en caso hubiesen seguido con la terapia, Jhon iba a todos lados con un libro de bolsillo, le había dicho sí escribía pero algo le decía que por pudor prefería no mostrárselo a nadie, hay en su carácter rasgos de un pasado rebelde, desmedido, y confuso, hay la intención de cambiar ciertos aspectos, existe en él cierto miedo al ridículo, sin embargo también hay las ganas de controlar sus impulsos, de madurar, entonces se abstiene de palabras, acciones, miradas, y por ratos todo ello se condensa y su impulsividad le gana pero en el momento menos indicado.
Terminando el examen cada uno se ponía de pie, entregaba el papel al profesor y podía irse, Jhon la vio retirarse muy rápido, y ni volteó a decirle chau, nadie lo hacía, todos salían en silencio, uno tras otro. Pensó en que podría entregar de una vez el papel y correr tras ella, pero se rió pensando en lo estúpido que puede verse la escena, suspiró y continuó con el examen, esta vez si concentrado, y muy convencido de que no la vería más, de que otra vez sus sentidos lo engañaron, de que era un iluso, mediocre, idiota, con el mínimo sentido común para ver objetivamente la realidad, de que debe hacer algo con esa propensión a fantasear que tanto afecta su vida, que debe pisar más firme el planeta tierra donde nada es fácil, hay contaminación, no existe el amor, solo enfermedad, muerte, soledad, y miseria.
El sobre de invitación entró por debajo de la puerta al día siguiente, aquello no significaba nada en especial, era solo una invitación pero le gustó pensar que al menos habían tomado en cuenta sus fotografías, había sido un día ordinario en la universidad, suponía que la sensación de desgano y somnolencia se irían con los días, al menos estaba el consuelo de la posibilidad de ganar una cámara profesional el miércoles por la noche, sus practicas empezaban el lunes de la semana siguiente, las clases en el Británico también, pensó que no tendría más remedio que sumirse en sus libros y separatas para no sentir el tiempo, pensó también en que clase de trabajos le mandarían a hacer en la Productora, era un simple estudiante que llevó tan solo unos cuantos cursos teóricos, historia del arte, fundamentos visuales, lenguaje audiovisual, conocía a medias el programa Adove Premier con el que se editaban las filmaciones, y manejaba sin mucho tino una cámara PANASONIC DVX100, aún no conocía todas sus opciones, sólo sabía armar muy bien el trípode y hacerla coincidir con el riel, algo que muchos de sus compañeros no hacían bien. Tenía en mente algo sobre los tipos de encuadre, pero lo que le mandasen a hacer ¿Tendría algo que ver con todo eso? Un amigo suyo de un ciclo más avanzado, le comento que en su primera práctica sólo le mandaban a “visionar” videos para marcar en una hoja los tiempos y una reseña de que trata cada fragmento, y en eso se pasaba las 4 horas que duraba su turno, pocas veces le hicieron asistir a algún evento y cuando iba lo mandaban a cargar cables, mientras otros manejaban las cámaras o el “Switch”, o sino se la pasaba rotulando cintas mini DV`s en un cuarto pequeño lleno de monitores, y aparatos de conversión. Suponía que todo eso le esperaba, y que de algo le serviría la experiencia. Antes que ponerse a hacer sus tareas, prefirió coger Insomnia y continuar con la lectura, las palabras de King no le atrapaban, al menos no en ese momento, estaba inquieto, no podía concentrarse, se acercaba la noche, la cena, no iba comer, su apetito estaba muerto. A escondidas caminando despacio entró al cuarto de sus padres, ellos estaban en la sala, ubicó la canasta de medicinas, y antes que pudiesen pillarlo cogió una pastilla de alprazolam, su padre tomaba una mitad cada noche antes de dormir, su cardiólogo se lo recetó, el ansiolítico hizo efecto a los quince minutos, a diferencia de su padre el tomó la pastilla entera. Sin recordar en qué momento, ya estaba durmiendo profundamente en su cama sin haberse cambiado la ropa.
La pastilla empezó a parecerle muy atractiva para esos momentos de angustia y ansiedad, hacía efecto casi al instante, recién le encontró sentido a porque sus padres lo hacían. Su madre no estaba recetada por el médico, pero igual tomaba, también respetando la dosis,”solo la mitad” decían que la pastilla entera era muy fuerte, iban muchos años tomándola, ya dependían de ella para conciliar el sueño. Jhon pensaba que sería buena idea empezar a tomar una cada noche, ya que él algunas veces también tenía problemas para dormir, al despertar se sintió tan descansado, había dormido muy profundo, ni recordaba sus sueños, y le resultaron fáciles todas las actividades del día, estaba relajado y de buen humor, atendió la clase sin problemas, hizo muchos apuntes importantes de los temas, cosa que no hacía hace mucho, el mundo entero brillaba, nada le preocupaba, incluso si Lilian aparecía en su mente, se reía de sí mismo diciéndose, que tonto eres Jhon, en el día se lo dijo muchas veces, de milagro no le costaba reconocer sus errores y debilidades, los miraba con tranquilidad y no eran motivo para ponerse amargo.
Fue curioso, llegando a su casa antes de ir a la premiación, se sentó a mirar la televisión, y se quedó concentrado en un documental sobre insectos “lucífugos”, en su mayoría insectos voladores que tienen la tendencia de aproximarse demasiado a todo lo que emita luz como una bombilla eléctrica y no estar contentos sino hasta quedarse achicharrados por el calor. Insectos que persiguen luces que no comprenden, y que terminan muy mal cuando alcanzan su objetivo.
La premiación iba ser en el auditorio a la vuelta de la entrada principal, habían puesto varias sillas en fila, ya había bastante gente, el era el único de su salón que había participado, así que no conocía a nadie. En una mesa larga con un mantel blanco había coctel y algunos bocaditos, antes que comenzara el evento, uno podía pasearse por los interiores, mirando las pantallas planas que reproducían fotografías de eventos anteriores, o los cuadros del taller de pintura, escultura, origami. Pocos en el auditorio se conocían, habían muchos jóvenes sin hablarse uno al otro, salvo algunos que llevaron a sus amigos o familiares consigo. Se quedó mirando atentamente un cuadro algo abstracto donde unas tazas, platos, manteles, y frutas flotaban como si alguien las hubiese lanzado al aire, una chica se puso justo a su lado a mirarlo también, era delgada, algo más bajita que él, estaba bien arreglada. Jhon sintió que debía decirle algo, mas no encontraba nada interesante e inteligente que decir, en su cabeza solo estaba, “que bonita eres”, “estas muy buena”, su amigo Alan varias veces le aconsejó, decir lo primero que venga a tu mente, pero desconfiaba de ello, no siempre funcionaba, al menos no creía que funcionaría en ese instante.
¿Tú también participas en el concurso? Preguntó ella. Claro, sí, me enteré tarde pero logré tomar algunas fotos, Respondió Jhon. Ah preguntaba, es que algunos solo vienen a sapear. Jhon respondió que en otras ocasiones sí estuvo de “sapo” en el evento, que es la primera vez que se anima a participar. Continuaron mirando los cuadros tontamente, sin decirse mucho, en el tramo se presentaron, ella se llamaba Patricia y había presentado cuatro fotografías, no se había molestado en apurarse porque las tenía archivadas en su cámara desde hace mucho esperando algo como ese concurso para mostrarlas, estudiaba diseño gráfico, y aprendía inglés porque el próximo año se iba a Canadá gracias a uno de los contactos de su padre. No hacía mas que hablar de sí misma, de lo genial y talentosa que es, no parecía interesada en saber algo sobre Jhon, más parecía estar tan habituada a los grupos que estando sola no se sentía ni talentosa ni genial, por eso se dedicaba a decirle mil cosas al mismo tiempo actualizándolo de sus actividades, proyectos y metas, todas muy grandes y todas muy “suyas”.
La presentación de inició con una muestra de folklore por los alumnos del taller de danzas, luego siguió una proyección sobre la carrera de fotografía que otorgaba el Centro de la Imagen, principal auspiciador del evento, Patricia y Jhon habían encontrado un par de asientos en medio, al fin ella guardaba silencio, parecía muy interesada en las imágenes. Jhon le dijo que ya volvía y le pidió permiso, caminó pensando que mejor debería sentarse en otro lado. Pensó también en que si fuera Alan ¿Qué haría en su posición? Alan toleraría todas y cada una de sus aburridas palabras, tal y como estuviste haciendo hasta hace un instante, él diría que vas bien, así que continuaría fingiendo interés y simpatía, la adularía, le invitaría más trago, y cuando viese que se empezaba a marear, empezaría con las cosquillas, los abrazos, “casuales” roces de piel, chistes rojos, aún así ganase o no alguno de los premios, se sentiría igual de motivado para lograr terminar en algún hostal con ella. Aunque eso sería algo extremista, mínimo le sacaría todos los números telefónicos y el e-mail, pero en su mente no renunciaría a la idea de tarde o temprano terminar en el hostal y así, la próxima “reu” tendría algo nuevo y grandioso que contar.
-Bueno… ¿Por qué no? –Se dijo Jhon y avanzó.
Se acercó a la mesa a coger un par de copas. Cuando sostuvo una y la levanto alguien hizo chocar la suya con la de él, Un brindis por el ganador, Dijo Lilian. De no controlarse Jhon hubiese soltado la copa y esta se hubiese hecho trizas en el suelo, pero no, nuevamente se formo en su rostro esa expresión, esa manía, la de empezar a tomar movimientos duros, titubeantes, palabras vacilantes, realmente era como si ella fuese una luz muy intensa porque no la podía ver por mucho tiempo, tenía que bajar la cabeza, o mirar a otro lado. ¿Hace cuanto habrá estado por aquí? Tenía un vestido negro que resalataba sus rulos castaños, su boca estaba pintada muy ligeramente con un labial marrón, no cargaba nada, salvo su coctel. La beso en la mejilla diciéndole Ola, ¿Cómo estas? ¿Que te trae por aquí?
-Quería vert… ver si ganabas. –Dijo Lilian, llevó la copa a sus labios. Por primera vez se veía algo sonrojada, en su piel clara le sentaba muy bien. Le daba un aire más juvenil.
-Como ves son cientos de participantes. Yo también espero eso.
-Confía en ti, ya veras. Yo pensé que no participarías, pero me dio gusto verte el lunes entregando tu sobre en recepción.
-Bueno… -Jhon miró atrás, intentando ubicar a Patricia entre los asientos, la vio de espaldas mirando hacia el escenario. –Ya me siento más confiado, ya que estas aquí.
-¿Viniste con alguien? –preguntó Lilian intentando averiguar hacia donde había mirado Jhon.
-No… vine solo, hay que buscar un asiento.
Ya no había ninguno, tuvieron que acomodarse atrás, entre la gente que llegó tarde y estaba parada, Jhon le comento que el domingo había salido a tomar fotos desde temprano, que no se hacía mucha ilusión de ganar porque las fotos que tomó no eran exactamente de personajes que demuestren la riqueza cultural de Lima, pero que fue entretenido el paseo que se dio capturando todo lo que le parecía interesante, que considera que logró muy buenas fotos pero que quizá en este concurso no ganen, también le habló sobre sus practicas pre profesionales que empezaran la próxima semana, sobre las cosas que le esperaban, como cargar cables, o visionar cintas.
-Entonces, te volverás a retirar del ciclo… vas mal chico, así nunca terminaras de estudiar, estarás como esos que se pasan años en lo mismo.
-Tienes razón pero yo no pienso dejar de estudiar, tendré que cambiarme de horario.
Lilian miró hacia el suelo. –Me parece muy bien Jhon.
Ninguna de las tres fotografías ganadoras perteneció a Jhon. Él ya se lo esperaba así que no se sintió tan mal, la compañía de Lilian subsanaba cualquier incomodidad, aunque por eso mismo, de repente empezó a cambiar su estado de ánimo, porque ya tendrían que despedirse y sólo quedaría la ausencia de Lilian.
Saliendo vio a Patricia ir junto a un muchacho, lo cogía del brazo y no dejaba de hablarle.
-Espero que este suceso no te haga rendirte y continúes presentando tus fotos para futuros concursos. –Dijo Lilian, doblaron a la izquierda aunque por ahí no quedase el paradero, Jhon pensó que quizá quería que caminen un rato.
-Nada que ver, la verdad no es la primera vez que mando mis tonteras a algún concurso, he ganado una vez uno de relatos cortos. Pero al igual que hoy también he perdido muchos.
-Pues continúa así, puede que algún día tengas una gran lista de mil premios, pero no los habrás conseguido sino después de cuatro mil derrotas, espero haberme explicado. Estoy segura que llegarás muy lejos, sé que tienes talento.
-Tus palabras llenan de luz a cualquiera, desde que te conozco conversar contigo siempre fueron momentos que me hubiese gustado… no sean tan fugaces, ahora te vas, y ya fue…
-No seas tontito, tu tienes tu propia luz, date cuenta nomás… te llevo a tu casa.
Habían entrado al estacionamiento, Lilian tenía una elegante camioneta gris. Le desactivo la alarma, entraron.
El tramo desde Javier prado hasta Santa Catalina no era muy largo, llegarían en unos diez minutos, los cuales Jhon se la pasó mirando por la ventana igual a las veces que iba sólo en el bus, y se ponía a pensar en ella, Pero ahora está a tu lado, a medio metro de ti llevándote a tu casa.
-Lilian, tengo un problema. –Dijo rompiendo vertiginosamente el silencio.
-¿Cuál?.. Todos tenemos problemas Jhon.
-Es… es con respecto… referente a… bueno creo que debe ser por…
-¿Es algo grave Jhon?
-Es que… disculpa… no es nada.
-¿Quisieras que lo conversemos en otro momento?
-¿Acaso… acaso podré verte otro día?
-Claro Jhon, claro.
-Entonces, luego podré decírtelo.
Lilian detuvo el auto cerca de una farmacia, Jhon le explicó que desde ahí solo tendría que caminar un par de cuadras para llegar a su casa. Sus piernas temblaban, no sabía como despedirse, no quería irse, empezó a caer en ese estado que tanto detestaba de sí mismo, un estado mental en el que solo estaba bloqueado, sin ideas, sin palabras, una incertidumbre que lo carcomía desde adentro. Lilian le entregó su tarjeta personal. Jhon la miró se acercó a besar su mejilla y se despidió.
-Cuidate mucho Jhon. –Le dijo Lilian rozando su mentón con las yemas de los dedos antes que pudiese alejarse más. Se miraron muy de cerca, resistiendo mutuamente sus luces. Jhon volteó, Lilian humedeció sus labios con la lengua. Salió. Le hizo adiós desde afuera, ella pisó el acelerador, Jhon dio la vuelta, empezó a caminar, metió su mano al bolsillo, sintió la tarjeta.
-Creo que necesitas ir al psicólogo Jhon, no estás bien.
2 comentarios:
Genial, yo me paro enamorando hasta de mi mismo, necesito una mujer completa.
Suerte en todo.
Nos leemos.
PD: la verificación de la palabra dice chett, me hizo acordar cuando en clases de ingles con una amiga deciamos chet! instead of shit!
la parte de tu amigo es interesante hace ver a Jhon una persona madura o que empieza a madurar, por lo menos eso percibo
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