viernes

Era por la plata.

Cuento rescatado de "Historias invisibles" Fotolog de "El Chusko" que ya no publica desde el 2006 y borró todo lo que había escrito. De todos modos por respeto dejo el link de su página: http://www.fotolog.com/chusko
 
¿Qué hubieras hecho tú si te ponía la plata en la mano? ¡Ochenta lucas! En esos tiempos, era harta plata. Y él me las dio. Claro, yo también era de los que lo jodía, alguna vez le pegué también, por cabro. Es que daba rabia que fuera tan marica, ¿no? Me jodía que fuera delicadito, hasta su nombre, Fabricio, me parecía cabrazo, su voz tan suavecita, de hembrita, y me llegaba al pincho que me mirara siempre así, que fuera perfumado al colegio, con perfume de hembra, huevón, se pintaba la boca, el conchasumare, apenitas, para que no lo jodieran, pero se pintaba.
Hasta ese día en que me habló y me dijo. Le metí un puñetazo esa vez, en el baño. Ni cagando me iba a cachar un cabro, causa, en ese tiempo yo estaba con la Lupe, la hermana de Carrión, que era un hembrón, ¿para qué mierda quería yo cacharme un cabro? Pero, putamare, cuando me puso la plata en la mano, ochenta lucas, huevón, era un platal, estábamos en cuarto de media, yo era misio, quería comprarle cosas a mi jermita, llevarla al hotel, a comer, al cine.

¡Lo hice por la plata, cojudo de mierda! No, no me lo tiré ahí, fue al día siguiente, en el malecón. Oe, ponte otra chela, pe, que sean dos. Es que me da pena lo que le ha pasado. ¡No, imbécil, no quiero emborracharme, sólo quiero relajarme! ¿No te parece feo? Me da pena. Pobrecito Fabricio. ¡Carajo, no pienses huevadas, conchatumare, no soy maricón y yo no era su marido! ¡Yo lo hacía por la plata, mierda! Esa vez en el malecón, fue rápido, yo estaba nervioso pero él estaba contento. Me acuerdo que sentí asco cuando terminamos. El huevón quería que yo me quitara la camisa. Lo mandé a la mierda. Él sí se la quitó. Fue en la tarde, a la salida del colegio. Durán nos acompañó y se quedó en la bajada para avisar si venía alguien, nos cobró cinco Lucas, el hijo de puta. Después de eso, yo andaba medio palteado, no fuera que se le ocurriera hablar. Luego me dio igual, Fabricio me compraba galletas, me invitaba gaseosa, y yo le aceptaba normal. Hasta que me dijo para hacerlo otra vez. Tampoco le acepté al toque, a la semana siguiente recién, y esa vez si fue en el baño del cole. ¡Carajo, era por la plata! ¡Esa vez me pagó setenta soles! De ahí, como que nos hicimos patas, creo que alguien por ahí jodía con que yo era su macho, pero como nadie tenía pruebas, normal. Hasta esa noche de la fiesta de Rodríguez, esa vez que le pegaron los de 5to C. Todos lo manoseaban borrachos y él estaba palteado, ¿te acuerdas? Tú también lo defendiste, no jodas, es que daba rabia que le pegaran por estar solo. Pero me jodió que luego de defenderlo y de botar a los de 5to, ustedes empezaran también a manosearlo, pobrecito. Y ahora le pasó esto, me da pena. Salud. Ya, las dos siguientes las pongo yo, ¿O cambiamos a un pisco? Luego de que ustedes lo manosearan y se fueran, se puso a llorar.

Sí, había estado tomando, era la primera vez que yo veía un maricón borracho de cerca, y llorando, para colmo. Me dijo que yo era una mierda, y me dijo que me largara con mi jerma. Le metí un puñetazo, yo también estaba borracho. Huevón, esto te lo cuento a ti nomás, conchatumare. Si me entero que alguien sabe, te reviento, huevón, te saco la gramputa. Ya, que sea un ron. Lo deje botado, llorando. Me fui a la fiesta, me emborraché con ustedes. No sé qué más pasó durante la noche, fumamos de la mala, huevón. Me desperté en su cuarto, con él, calatos los dos. Ese día le saqué la conchasumare, lo dejé sangrando, le rompí un hueso, creo. No lo volví a ver hasta terminar el colegio. ¿Por qué volví a verlo? Porque, saliendo del colegio, él empezó a trabajar con su papá, y tenía plata, y como yo tenía mi flaca y no quería andar misio, lo aceptaba. ¿Sabes cómo le gustaba que le dijera? Roxana. Cuando le hacía el trabajo, el huevón se llamaba Roxana, se maquillaba, se ponía falda, me bailaba, hablaba como niña. Era la cagada. Una vez se emborrachó y me dijo que yo era el hombre de su vida, que me quería desde el colegio. Yo me reía de él. ¡No estoy borracho, conchatumare! ¡No, nunca me gustó hacerlo con él, mierda! ¡Lo hacía por la plata! ¡Si vuelves a decir eso, te rompo la cara, conchatumare! Pero luego, todo se volvió raro. Empezó a parar con cabros malogrados. Iba a esas discotecas de mierda. Uno de esos lo ha cagado, yo sé. Se metía coca, fumaba pasta; yo dejé de parar con él. Sí, pues, me quedé misio, y por ese tiempo, también mi jerma me dejó. Y al poco tiempo vi en los periódicos la noticia. Pobrecito, seguro también le bailó al huevón que le hizo esto, seguro se puso su faldita y sus medias, seguro también le pidió que le llamara Roxana ¡Me da pena, conchatumare! ¡Deja de hablar huevadas, conchatumare! ¡No! ¡No soy maricón, mierda! Perdona, no te quise pegar tan fuerte? ¿Te dolió? No soy cabro, loco, no soy. Sólo me da pena mi Roxanita, mi chiquita. ¡Me la han matado esos conchasumares! No le digas a nadie que he llorado, causa, te saco la conchatumare, si me entero. ¡No soy maricón! ¡Era por la plata!

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