lunes

Malas intenciones.


La avenida San Luís estaba desierta, lo único presente era el constante ventarrón con gotas de agua que rozaba la piel de su rostro generándole frío, tal viento le ocasionó una y otra vez estornudos que le hicieron pensar que se estaba resfriando. Tras ella yacía el restaurant de comida china Lung Fung. En la fachada había una luna polarizada la cual Susy utilizaba como espejo para retocar su rostro pintándose los labios, sombreando sus ojos, y peinando su cabello castaño lacio.

Sacó de su cartera un reproductor mp3 que contenía todas las canciones antiguas y actuales de Madonna, dichas canciones fueron en su adolescencia sus favoritas, aquellos ritmos vibraban en todo su cuerpo como un hormigueo imposible de aguantar, sin darse cuenta se encontraba imitando sus coreografías, subiéndose a las carpetas de su escuela durante los recreos bailando sensualmente sin pudor ante sus compañeros y compañeras. Like a virgin, sonaba en el equipo, la noche en que por fin logró quedarse sola con el chico que le gustaba, esa noche perdió la virginidad.

Metió un audífono en cada oreja, con la música ya sonando. Bailó durante unos minutos, meneó la cintura cerrando los ojos, anteponiendo la punta de la lengua sobre el labio superior, mientras cantaba en voz baja Material Girl. Nadie la podía ver mientras hacía ese pequeño acto de sinvergüencería, sobando lentamente sus nalgas sobre el jean ceñido totalmente al cuerpo y la espalda curvada al límite, era muy tarde solo de vez en cuando pasaba un taxi que hacía parpadear sus luces delanteras esperando que Susy extienda el brazo para que se detenga.

El volumen de los audífonos era moderado sin embargo lo suficientemente alto para impedir que escuche el timbre del celular, éste empezó a vibrar hasta que Susy se dio cuenta.
En la pantalla color amarillo del Nokia, decía con letras grandes, Jorge.

-¿Aló?
-Susy, ¿como te va?
-Pues, ya voy media hora parada en este lugar y aun no pasa nada.
-Ya no debe tardar no te desesperes, tampoco te distraigas, apuesto a que estas escuchando alguna canción de Madonna y no estas atenta.
-Pues sí, escucho música, pero no te preocupes puedo hacer varias cosas a la vez, eso tú lo sabes muy bien.
-Confío en ti linda, y no te sobrepases con el chico.
-Esta bien, esta bien, ¿Ya terminaste?
-Sí.
Jorge cortó la línea. Cruzando la pista había una casa de tres pisos, la puerta de la cochera y la puerta principal eran color marrón, sus paredes color crema, tras las ventanas se notaban cortinas cerradas, y en frente había un jardín donde creció una palmera. La puerta principal se abre dejando por unos segundos sonar en plenitud la música reggaetón que bailaban muchas personas en el interior de la casa. Un muchacho sale despidiéndose a lo lejos de sus amigos, cierra la puerta y sigue su camino hacia la avenida Javier Prado. Susy lo empieza a perseguir, cruza la pista y se sitúa a unos dos metros detrás de él.

Susy se quita los audífonos, luego los enrolla en el reproductor y lo mete en su cartera. Miraba minuciosamente la conducta del muchacho, caminaba intentando disimular lo poco mareado que se encontraba, parecía totalmente despreocupado no miraba a los costados ni atrás solo miraba hacia el frente, pensaba en voz alta y se reía cuando se acordaba de algo ameno.
Su cabello era corto, lo erizaba con gel, tenía un polo plomo pegado al cuerpo que resaltaba los músculos que había desarrollado en el gimnasio, un pantalón jean despintado rasgado y zapatos marrones oscuros.

-Amigo. –dijo Susy. Él volteó enseguida y su mirada se encontró con una chica descaradamente atractiva, cubría sus pechos con un polo blanco y sobre él una casaca gruesa color rosado, un piercing plateado atravesaba su ombligo, su cintura de piel canela no presentaba ni un solo exceso de proporción, usaba un pantalón jean azul oscuro adherido a sus piernas que apetecían ser tocadas.
-¿Si? –Dijo el muchacho.
-¿Tienes un encendedor que me prestes? –Dijo Susy mientras sacaba una cigarrera de su cartera e intencionalmente abría más el cierre de su casaca.
-Si, claro. –Metió la mano en el bolsillo buscando su encendedor.
Susy cogió el cigarro del centro de la fila, era uno que estaba ligeramente desfigurado, se lo puso entre los labios, mirando como el joven buscaba su encendedor apresuradamente como si ella lo estuviera apurando. Está nervioso (se rió).
-Aquí está –Dijo el muchacho, levantó el brazo con la llama encendida hacia los labios de Susy, el cigarro se prendió rápidamente, sin embargo el tabaco nunca revienta tan fuerte al entrar en contacto con el fuego. Éste sonaba exageradamente, como pequeños granitos de pop corn. Ella no dejaba de mirarlo para ver sus reacciones, notó que él frunció el ceño al olfatear el humo que se desprendía del cigarro, el humo era espeso, y de un color sucio, al ingresar por sus fosas nasales le dejo un sabor extraño en la boca. Inmediatamente supo que eso era marihuana, pero no le reprochó nada a la chica. Recordó que durante la fiesta sus amigos varias veces pretendieron hacer que fume la hierba, pero el se negaba, decía que ya no fuma desde hace mucho y quería mantenerse así. Sin embargo también recordó lo mucho que le incomodaba tener que rechazarla, en su cabeza algo punzante le hincaba la masa encefálica, deseaba probarla, pero se había hecho la promesa de no drogarse nunca más.
-¿Quieres un poco? –Dijo Susy.
-No gracias, tengo que irme, chau. –Volteó deseando que a esa chica se la tragara la tierra.
-Yo también voy por ahí. –Dijo Susy- ¿Te puedo acompañar? Es muy tarde y no quisiera andar sola. –Aspiró el humo de la marihuana.
-Yo solo voy a Javier Prado, ahí tomo un bus.
-Bien, ¿Entonces te puedo acompañar?
-No hay problema, yo no te puedo decir que no andes a mi lado porque la calle es de todos.
Susy se acercó un poco más hacia él, con la mirada al frente expulsó el humo sabiendo que el viento lo empujaría hacia su acompañante.
-¿Como te llamas?
-Emilio, ¿Y tú?
-Susy. –Aspiró el humo una vez más, y notó que el no resistió mirar con el rabillo del ojo- La verdad si deseas solo pídeme, me sentiría contenta de invitarte.
-Dije que no quiero.
-¿Por qué? ¿Te has hecho la promesa de no volverlo a hacer? Sin duda alguna ya la probaste antes.
-Sí lo he probado antes, fumaba tan seguido que llegue a volverme dependiente.
-¿Y hace cuanto que no fumas?
-Hace bastante tiempo.
-Por una probada no volverás a caer.
-¿Y tu porqué insistes tanto?
-No me gusta fumar sola, es más divertido entre dos.
-No tiene sentido, ya casi llegamos a la avenida y tendré que irme.
-¡Perfecto! Entonces solo dale una probada hasta llegar a tu paradero. ¿Anda, si?- Ya se había bajado todo el cierre de la casaca. Bajo su polo no había un sostén, sus pezones resaltaban delicadamente moldeando la tela con su forma. Desde el ángulo de Emilio podía verse el inicio de los senos chocando entre sí creando una línea de piel en el centro. Su provocativa apariencia, hizo que sus glándulas segreguen saliva, como cuando se tiene hambre y el plato de comida está protegido por una vitrina.
-Dame –Dijo Emilio extendiendo la mano. Susy le entregó el cigarro de marihuana.
Emilio aspiró el humo, éste rodeó toda la garganta hasta llegar a la cavidad nasal donde generó un ardor que lo obligó a toser varias veces.
Cuando se repuso, volvió a fumar una dosis más. Sus ojos enrojecieron rápidamente, su mente empezó a girar como un carrusel, y en un abrir y cerrar de ojos todas las tensiones, preocupaciones, estrés, prejuicios, obligaciones, molestias, miedos habían desaparecido. Por un momento se había olvidado que aquel cigarro de marihuana no era de él, pensó que estaba solo, pero volteó y miró a la chica que estaba detrás. Un chorro de información sobre lo que sucedió hace unos minutos empezó a caer sobre su mente, imágenes de su memoria pasando a gran velocidad.

-¿Tu te llamas Susy? –Preguntó Emilio mostrándose confundido.
Susy Había fumado moderadamente y el efecto de la marihuana estaba presente pero no era tan intenso.
-Si, y tu eres Emilio. –Respondió ella- ¿A donde vas?
-Pues, la verdad que… no se, estaba caminando por aquí y me encontré contigo.
-Y dime ¿Tienes novia? –Susy se acercaba lentamente hacia él, invadiendo su espacio vital, Emilio sintió el sublime nerviosismo de ver como esos senos se acercaban hacia él como intentado hipnotizarlo- ¿Por qué no me respondes? –Con los dedos de la mano derecha rozó lentamente el muslo de Emilio muy cerca a la entrepierna.
-No tengo. –Dijo Emilio tragando su saliva con dificultad.
-Genial, entonces no creo que tengas ningún inconveniente para hacer cositas conmigo… ¿Verdad? –Dicho esto, su mano derecha ya cogía absolutamente todo el pene por encima del cierre sintiendo la progresiva erección de Emilio. Acercó la lengua por su cuello, Emilio sintió un fuerte estremecimiento cuando los senos de Susy se posaron en su pecho desvergonzadamente. La saliva cosquilleaba su piel excitándolo, no podía evitar cerrar sus ojos.
-Vivo por aquí cerca, ¿Me acompañas? –le susurró en la oreja.
-Sí… vamos. –Le contesto balbuceante.
Susy le soltó el bulto de la entrepierna y lo agarró de la mano jalándolo hacia la pista. Detuvo un taxi, le explicó con un poco de dificultad a donde quería ir, la marihuana no le permitía pensar claro. Los dos ingresaron.
Emilio se mantenía en silencio, no sabía qué hacer ni decir. Susy lo recorre con la mirada, imagina que no tiene puesto ese polo, es fácil hacerlo porqué esta muy pegado a su piel, mira más abajo, aún mantenía la erección, y eso le encantaba. Empezó a sentirse mojada.
Se acerca a Emilio, lo coge de la quijada para que la mire, ejerce fuerza en los brazos para acercarlo hacia ella, Emilio no se resiste y sede expectante de saber qué le espera. Susy eleva lo suficiente su polo para que sus senos se descubran, éstos estaban rociados con saladas gotas de sudor por todas partes, las cuales fueron reemplazadas por saliva cuando Emilio recorrió desesperadamente con sus labios, dientes y lengua, la piel.
Con la mano derecha el conductor mueve el retrovisor para ver qué sucedía atrás, y confirmar lo que ya sospechaba. Por el espejo se podía ver el rostro sumergido en placer de Susy, con los ojos cerrados y la boca abierta dejando salir involuntariamente gemidos incontrolables.
Buscó en la cabeza de Emilio los pelos más largos, los jaló con fuerza, Emilio levanto el rostro y Susy lo besa con violencia mordiendo sus labios, acercando sus senos desnudos al pecho de Emilio. Necesitaba sentir la piel, el sudor, el calor, las cosquillas. No le importo encontrarse en el asiento trasero de un “Station Wagon” con el conductor presente, empujó a Emilio para que se sentase y seguidamente ella se posó sobre él con las piernas abiertas. Levantó el polo de Emilio, acaricio su pecho con sus senos, al fin logrando sentir lo que tanto anhelaba, lo besa nuevamente acariciando su frente mojada y jalando sus pelos. Él le lame el cuello, ella se retuerce, él le soba la espalda, ella se pega más a su cuerpo, Emilio le aprieta las nalgas con ambas manos. Ella despierta del éxtasis.
Susy, se baja de las piernas de Emilio, estaba agitada, coge su cartera y busca algo con qué ventilarse. Emilio desconcertado voltea hacia ella y con su mirada le pregunta ¿Qué paso? Ella responde, ya estamos cerca vamos a bajar.
El taxi llega al cruce de la avenida Canadá con aviación, Susy le indica donde detenerse.
Ambos bajan del carro, el taxista los queda mirando de reojo, había quedado una rara sensación en su interior, esos dos muchachos habían estado tocándose y besándose sin importar que él este ahí, los asientos traseros estaban desordenaos, en las ventanas empañadas habían quedado impresas huellas de manos, y el clima aun tenía el sexo flotando en el aire.
Susy se mostraba menos amigable, mantenía su cuerpo alejado de Emilio, éste aún tenía los efectos de la marihuana dispersados en su cerebro. Entraron a un edificio que tenía rejas negras oxidadas como puerta principal, seguidamente los esperaba una pasadizo oscuro con un fluorescente malogrado que parpadeaba constantemente. Subieron las escaleras, éstas tenían en sus gradas todo tipo de desechos, bolsitas de golosinas, cascaras de fruta, envolturas de preservativos, pintura seca. Llegando al segundo piso, Susy saca las llaves e introduce una de ellas girándola despacio, pero entonces se detiene un momento.
Se acerca a Emilio y le otorga un beso apasionado. Abre la puerta y deja que él pase primero. En la oscuridad del cuarto se escucha una botella rompiéndose, Emilio siente un lejano dolor. Cayó al suelo con la cabeza sangrando.
Alguien prendió la luz.
-¡Susy! ¡Que alegría verte! –Dijo Jorge sentado en la cama.
-También me alegro, Jorge. –Dijo Susy, y luego saludo a los demás que estaban en el cuarto- Bueno, ¿No van a llamara a los papitos del muchacho y avisarles la mala noticia?
-Eso lo haremos al amanecer, ahora solo quiero cogerte. –dijo Jorge.
-Encantada. –Dijo Susy.

11 comentarios:

*Tany* dijo...

Interesante!!!
la verdad que me ha sorprendido tu relato, eres bueno para esto eh! como diria un amigo mio:
tienes pasta chico! y si que la tienes!!!

oye, oye... el lugar donde se narran los hechos me es familiar, yo vivia por ahi jejeje!

uhmm y pobre Emilio, menos mal que no es el mio sino....el golpe se lo hubiera dado yo

Las Lunas de Cleo dijo...

Vaya!
no me hubiera imaginado ese final ni a tiros! je je!

Sin duda es un relato morbosisímo, como la etiqueta donde lo ubicas.
Me ha encantado la escena en el taxi..cómo no! :D.
Qué calores, aisss!!

veo que me has enlazado, así que muchas gracias. es todo un detalle;P

Nos vemos!

Gaviota dijo...

Una historia encantadora, heyy escribes super bien, cuando leia me imaginaba que era yo la protagonista, lo senti como si lo estuviese viviendo en carne viva......

Excelente!!!

Abrazos, desde este lado del mundo!!!

Gaviota dijo...

Opsss se me escapo, me encanta la esencia de tu blogg, osea sus colores, el fondo, las imagenes, espectacular!!

Gaviota dijo...

Se me estan olvidanlo las cosas, te enzale a mi espacio para no perder tan buen escritor!!

Poeta Errante dijo...

Genial! Sencillamente eso.
Te dejo un saludo... nos seguiremos leyendo. Tus relatos sórdidos me dejan estupefacta.

Silvia_D dijo...

Buen relato, con un poquito de todo, erotismo incluido, deja sabor a novela negra ;)

Gracias por visitar mi blog, encantada, nos leemos.

Saludos :)

Jus dijo...

Muy bueno ...que buen descubrimiento a ver encontrado tu blog...saludos

Ljn.- dijo...

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bueno bueno... muchas gracias x
haberme visitado! Ahora q paso
por acá se me ocurre recomendarte
el libro "memorias de una pulga".
Lo leiste? te mando un saludo!





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Carla_Gothic dijo...

CRUELES INTENCIONES

Atenas dijo...

yun final que no espera en realidad..bien bien fantastico no soy critico pero me gusta