lunes

Máscaras.

Quería reclamarle, decirle su vida entera, romper todo tipo de relación con Pilar, incluso horas antes anticipaba el momento en sus pensamientos, y culminaba con una gran bofetada que la hiciera caer de rodillas y llorar, eran tantas sus ideas. Pilar llegó a su casa a las nueve de la noche con el ya grotesco Lucky strike consumiéndose en sus labios, que según ella le atribuían identidad, carácter, pero que sólo proyectaban su inmadurez, no hizo más que tragarse la ira y saludarla como hizo desde las últimas tres semanas que volvió a Perú, con cortesía, amabilidad, fue Pilar quien de seguro cansada por esa distancia ambigua que el tiempo quería imponer la abrazó con fuerza, cargándola, besando sus mejías, igual a cuando tenían quince y paraban juntas de la mano, se contaban todo, se hacían promesas, sellaban el ritual cruzando los meñiques, etc. Tras ella estaba Gerardo, el mismo que vino con ella la semana anterior, bastó verlo hablar, mover sus manos, y escucharlo terminar una frase que Pilar empezaba para sospechar que era gay, luego el mismo lo dijo, desde que comenzó en la universidad Gerardo se fue convirtiendo en su mejor amigo.

Le sorprendía cómo la mayoría de sus amigos habían cogido la costumbre de tomar en las esquinas, o tener siempre en sus bolsillos alguna cajetilla, para Gisela estar en Italia fue igual a congelarse en un cubo viendo suceder la realidad y ella conservarse helada indiferente al tiempo, temblando de frío, con claustrofobia, volver a Perú derritió el cubo y encontró todo tan ajeno, sin embargo volvía a pisar el único lugar que le brindaba seguridad, a recobrar sus cualidades, Italia la llenaba de angustias e incertidumbre.

Aquel juego adolescente del jueves anterior, “verdad o castigo”, incentivado por los sorbos de Pilsen junto a Gerardo y pilar. Para Gisela no era cosa de otro mundo darse un pico entre mujeres, en Italia veía eso muy a menudo, a pesar que ella nunca lo hizo durante su estadía no le resultaba tan inquietante hacerlo con Pilar, pero ella desde el principio se puso tensa, quien se acercó primero fue Gisela, de sorpresa antes que ella pudiera voltear ya le había rozado los labios, luego continuaba riendo y conversando y dándole pitadas al Lucky Strike, Pilar sin embargo había cambiado de actitud, se mostraba un poco más distante. Igual a los viejos tiempos ella se quedó a dormir en su casa, todos ya la conocían. En el cuarto mientras Gisela solo tenía en mente dormir, Pilar hacía todo lo posible por retardar el momento, buscándole conversación, echándose en su cama. Al estar las luces apagadas Pilar tan sólo se dedicó a inquietarla pegándose a ella, hasta lograr volver a besarla, ésta vez más lento, Gisela le preguntaba que le pasaba, que se porte bien, que está borracha, mas no hacía mucho por detenerla, pero cientos de cosas pasaron por su cabeza y prefirió suspender el momento, mandarla a su cama, y forzarse a dormir. La noche se hizo muy larga, simulando estar entregada por completo al sueño, en algún momento de la madrugada logró dormir, fueron poquísimas horas, al ser de día ahora quien estaba tensa y distante era ella, Pilar al contrario se mostraba relajada, hablándole de cualquier cosa menos de esos minutos en que ambas participaron por igual. No se repitió nada parecido y con los días incluso lo olvidaron.

Nuevamente al aparecer los dos en su casa parecía querer repetirse todo, volvieron a ir al minimarket, compraron latas, cigarros, la conversación en la banca, las preguntas capciosas, pero no todo era lo mismo, ahora Gisela pretendía ocultar su enojo, observaba la actitud de Pilar, tan aparentemente limpia, siempre dejando que todo fluya, haciendo lo que quería y diciendo lo que pensaba. Su amargura fue desvaneciéndose, con Pilar uno no podía estar de mal humor, ella es experta rompiendo el hielo, contagiando su risa exagerada, incluso ese crudo cinismo, tan transparente y por ratos tan nebulosa, la hacía cautivante, una vez más se quedó a dormir.

Gisela se tenía que levantar muy temprano para irse al Aeropuerto, dejar Lima una vez más, la ciudad responsable de sus peores tormentos y sus más felices recuerdos, en Italia volvería a la escuela Opificio delle Pietre Dure, donde estudiaba cosas que para ella carecían de importancia, sacándole “canas verdes” a sus padres, entre pleito y pleito esperando culminar de una vez para poder volver a Perú, qué importa ya sin ningún amigo, sin Josué, pero contenta consigo misma. Desde antes quería utilizar las horas que transcurrieron sólo para dejarle en claro muchas cosas a Pilar con respecto a Josué y los rumores que circulaban entre los dos, no esperaba pasar la mayor parte de la madrugada volviendo a besarse con ella, y todavía de esa forma, sin tanto preámbulo, divertidas, reilonas, jugando a la maestra y la alumna, diciéndole que no sabía besar, que se besa así y asá, y ella muy obediente brindándole ejemplos, ¿Entonces así? ¿Mejor con la lengua aquí? Y Durante unos minutos de lucidez decirle, Pilar le estoy sacando la vuelta a Josué y todavía con una mujer. Ella rió y no respondió nada al respecto, pero Gisela quiso mejor detenerse.

-¿Por que agarraste con él? –La cogió de los hombros apartándola.
-¿Que hablas Gise? No la cagues… -Respondió Pilar queriendo acercarse.
-Sólo cuéntame, ya lo sé, no tienes que continuar.
-No entiendo a que te refieres, ven aquí…
Frunció el ceño, volteó el rostro, dio un paso atrás. –… No te creía así, no te creía tan…
Pilar no avanzó, bajó los brazos, abrió más los ojos. -¿Tan que ah? ¿Que ibas a decir?
-… Nada, al diablo con todo…
Se cogió la frente, miraba el suelo de izquierda a derecha. –Te fuiste por año y medio… no… no fue nada en realidad, yo lo paso por alto.
-¿Cuando pasó?
-Fue hace poco, no se sí debería pedirte perdón, que yo sepa ustedes estaban en nada.
-En ningún momento dejamos de estar.
-¿Y eso que? Pasa a menudo, pero ya fue, no hemos continuado, murió.
Miraba su rostro, pero sus ojos la atravesaban -¿Sólo fue un beso?
-ya déjate de huevadas Gise, por favor crece un poco. –Volteó levantando las manos, como sacándose algo de encima.
-¿Te crees muy grandecita no? Sólo porque ahora bebes, fumas…
-… Agarro con chicas, con chicos, voy a fiestas ¿Y que?
-¿Qué mierda te esta pasando?
-No friegues, ya me jodiste, vamos a dormir.
-¿Porque ahora eres así?
-¿Como así? Siempre fui así, no he cambiado, te sigo estimando, sigo siendo la misma. Sólo he crecido un poco más, ya ni hables porque bien tranquilitas estábamos hace un rato.
-¿Te refieres a estas sonseras? ¿Hasta donde querrías llegar?
Bajó el tono de su voz, preguntó con traviesa ironía -¿Enserio me permitirías llegar más allá?
-Quiero saber hasta donde llegaste con Josué. –Dijo Gisela muy cortante y seria.
-Bien pues, agarramos, le abrí las piernas, nos revolcamos rico, fácil dos o tres veces, y después al carajo, ni nos conocemos. ¿Feliz?

Gisela cerró los ojos, endureció el rostro, reprimió el impulso de tirarle una bofetada, una ardiente lágrima quiso salir, pero la contuvo.

-Deberíamos cerrar este triángulo. –Dijo Pilar, todavía algo risueña – Estábamos bien, al fin y al cabo los tres somos humanos. 
-Que porquerías hablas, quiero que te largues de mi casa ahorita.
-Son las dos, no me vengas con esas, ya no te jodo más, me iré a dormir. –Volteó con rapidez, caminó hacia su colchón y se quedó de costado dándole la espalda

Con las luces una vez más apagadas, sin poder verse las caras, ni los cuerpos, los grillos cantando afuera, el sueño muy lejos de ellas, la tensión todavía densa en cada rincón, mantuvieron silencio durante diez minutos, sabiendo que ninguna dormiría así de fácil, y permitiendo que la memoria suelte las peores imágenes flotantes en la oscuridad. Josué aparecía una y otra vez, idiota, maldito imbécil. Hasta el momento a ninguno de los dos les había echo saber que el rumor había llegado a sus oídos, hizo algo más inteligente, sólo los vio actuar y dejar que ellos mismos se delaten.       

-Entonces daré por muerto todo esto… Me pregunto ¿Qué somos? ¿Sigues yendo a la iglesia?
-No la he pisado en varios meses, pero Josué que yo sepa sigue siendo el que toca el bajo.
-Sí lo se, yo he ido estos dos domingos, ¿Ya no te interesa para nada?
-No se que me das, ¿cuando teníamos quince acaso nos interesaba?
Gisela se vio en el culto chocando hombros y riendo con Pilar –Yo cerraba los ojos al orar.
-Yo también, eso hace cualquiera, pero admitámoslo, íbamos para conocer chicos.
-creo que era la edad, la verdad en Italia continué yendo, pero ahora sí enserio, y quería pensar que ustedes estaban igual. Pero todo se pudrió, y tú representas el peor de los casos, Miriam también dejó de ir, ahora se puso siliconas y se deja tomar fotos calata, Ricardo, lo he visto andar con tu peinado mohicano, su ropa negra llena de símbolos de anarquía…
-Gisela yo te sigo considerando mi amiga, ¿Que te pasó aya? Tú sigues con la misma edad mental. Creí que regresarías más interesante.
-No tienes idea de lo que se siente estar tan lejos, y tan sola, te extrañé un montón, pensaba en volver a verte, y volver a ver a Josué, cuando me encontré con él, lo vi igual, me alegré porque hasta parecía seguir enamorado de mí, pero no, ahora todos se han vuelto unos pendejos. ¿Desde cuanto te acuestas con chicas?
-Sólo han sido dos, no es nada malo creo yo… ¿Por qué te dejaste besar?
Gisela se tocó los labios con índice y anular, movió la cabeza diciendo no, Pilar no podía verla –Quise  aunque sea por unos minutos entender todo esto. Entender el caos.


-Él no te ha dejado de querer…
-no eres la más indicada para decirme esas cojudeces.
-Sólo escúchame, el hablaba de ti casi todo el tiempo, no sabes la cara de huevón que ponía al recordarte, el tiempo deforma algunas cosas, pero nunca destruye lo primordial, eso que siempre se conserva…
-Tú pareces totalmente destruida… en realidad eres una persona llena de máscaras, algo en ti pide auxilio, pero todo eso que te contamina lo empaña rápido, y tomas actitudes equivocadas que ahora crees que son “normales”. Entiendo que todavía resultas la misma Pilar agradable, cariñosa, risueña, pero no se que chucha te ha pasado que ahora todo lo cubres con desesperación, fumas sin gusto, sólo por fumar, bebes para soltarte, cuando no necesitas hacerlo, besas por besar, hablas por hablar…

Pilar cerró los ojos, sintió una mano fría rozando su frente, la helada brisa de algún turbio recuerdo. Necesitó decirlo, con temblorosa voz empezó a hablar luego de que ambas escuchasen durante un tiempo muerto únicamente su respiración.

-En una de esas fiestas de la universidad se me pegaron dos lesbianas, muy guapas las dos, bailaron conmigo… sabes que los chicos siempre me vieron gorda…
-No estas gorda…
-Hablo de años atrás, sabes que lo era, sabes como me detestaba, sabes que tu eras la bonita y yo sólo era tu cola, dejarme conquistar por ellas, ver que podía resultar atractiva, me impulsaba a querer más, y así continuar, con quienes sea, aunque al principio sólo fue con ellas, después conmigo misma, descubriéndome, provocándome placer a solas, para luego experimentar con cualquiera, perdiendo el control de mis relaciones, estando con quien sea incluyendo a Josué. Debes tener razón, tan solo me llené de mascaras, me haces sentir como si estuviera enferma, cuando en realidad me sentía mejor que nunca como soy ahora.

Un silencio más… pensamientos… destellos, brisas, ecos, la ventana, el poste, la iglesia, vestidos, labios, autos, burbujas, humo, pupilas, saliva, manos…   

-Yo también me llené de máscaras, no pasé por todo eso, pero igual repelía mi situación, repelía mi suerte, la opinión de los demás, sobre estar lejos y encontrar mejores caminos, tan solo quedé estancada en obsesiones, y me desquitaba con mi propio cuerpo, sin comer, provocándome el vomito, llorando todo el tiempo, fingiendo estar bien, creyendo que al regresar todavía seríamos unas chiquillas ingenuas, y él el mismo tontin, y aún andaríamos juntas a verlo, admirarlo, y que Hamid todavía se acercaría a ti a jilearte y tu todavía rechazándolo, y nosotras muriéndonos de risa…

Pilar lloraba en silencio, su voz lo decía, se retorcía en su cama, incómoda, necesitando un abrazo. –Lo siento Gise, no me reconozco, después de tanto me doy cuenta lo qué soy, y lo lejos que estoy de quien quisiera ser… ¿Crees que me aya vuelto lesbiana?
-Para nada, todos cometemos errores en el intento de querer sentirnos, seguras, felices… ahora me siento bien, porque me doy cuenta que estamos juntas otra vez y no es un error.

Sintió su colchón hundiéndose por el cuerpo de Pilar que se posaba y se metía entre las sábanas. Gisela no se alarmó, se acomodó de tal forma que ambas estuvieron cara a cara, dos gemelas en la placenta compartiendo el mismo cordón, sin hablar, pero en plena comunicación, entendiéndose, todavía intercambiando ideas, consolándose. Cerraron los ojos, y se durmieron, y compartieron el mismo sueño, donde juntas limpiaban los malentendidos, los malos ratos. Donde nunca dejarían de ser niñas y confidentes.

4 comentarios:

Radamanthys dijo...

Mi blog oficial es Sin pelos en las manos.


Ahora leo tus dos post pasados.

Ayrton Vargas

Angela dijo...

JUAN CARLOS, OTRA VEZ ME HAS ATRAPADO CON TUS HISTORIAS FUERA DE MI PEQUEÑA REALIDAD.

Edwing Salas dijo...

Muy buenos relatos, de verdad deseo muchos éxitos y creatividad para ti.

Aqui te dejo mi blog:

http://notansimpaticocomovos.blogspot.com

Fernando Nerú dijo...

Me gusto. Felicitaciones, un placer haber pasado por tu espacio. Vendre más seguido por aca.